sábado, 21 de noviembre de 2015

París post-Bataclan

Ha sido una semana intensa en París. Me han coincidido varias presentaciones de trabajo: un par de ellas, externas, en francés, y otras, dentro de la empresa, en inglés. Como telón de fondo, por supuesto, los atentados del viernes 13 de noviembre. 

Han sido días llenos de reacciones emocionales, con proliferación de banderas francesas y Marsellesas, y llena también de análisis políticos, sociológicos y morales. Ha habido comentarios desafortunados para todos los gustos (que si los refugiados, que si el multiculturalismo, que si el Islam...). Ya se sabe que en un ambiente de miedo proliferan los discursos extremistas. 

A mi, personalmente, lo que me ha irritado estos días, fueron las críticas al doble rasero del dolor y la solidaridad, cuestionando que la gente siente mucho las muertes en París y no en otros lugares. No pude evitar reaccionar a algunos comentarios de amigos y familiares en Facebook, muy izquierdistas ellos, que se dedicaban a pontificar y aleccionar al mundo, desde sus sillones, sobre la solidaridad global. Francamente, lo vi todo muy inoportuno. A veces es mejor callarse y dejar pasar algo más de tiempo antes de lanzarse a opinar y criticar. Ellos criticaban las banderas francesas en Facebook, mientras aquí veíamos todavía correr a la gente por las calles por falsas alarmas el domingo pasado, y a la policía parapetada tras las columnas del Pompidou. Por no hablar del susto de los compis de trabajo que la noche de los atentados cenaban en restaurantes del mismo barrio y acabaron encerrados dentro, con persianas bajadas, esperando que pasara todo. 

Hay explicaciones psicológicas a por qué sentimos empatía por unas víctimas y no por otras, y creo que París tiene un componente icónico importante: muchas personas se pueden identificar con una terraza de la ciudad o una sala de conciertos. Pero más allá de las explicaciones, para mi hay un tema de "oportunidad": no toca ponerse a dar lecciones en ese momento. Igual que es absurdo descartar el componente simbólico de unos eventos frente a otros (cual es el incidente que enciende la primavera árabe, cual es el animal que ejemplifica el cambio climático...).  En fin, que cada vez soporto menos el absolutismo moral que denuncia el artículo París, violencia y democracia

En cuanto al Bataclan, pues una pena enorme, porque era un local precioso y con unas noches petardas muy divertidas. Una lástima que no hubiera por allí el viernes pasado alguna de esas "Supersonas" del fotógrafo colombiano Juan Pablo Echeverri para defenderse. Las fotografías se exponen actualmente en la exposición al aire libre Photoquai 2015, en una ribera del Sena. 

Cada vez me gustan más los super-heróes; estamos super-pillados con la serie Héroes, cuya primera temporada estamos a punto de acabar. Precisamente estábamos viendo uno de sus capítulos la noche de los atentados en París, cuando empezamos a recibir mensajes de amigos preguntándonos si estábamos bien.