domingo, 3 de julio de 2011

Ruta del Champagne

El sábado madrugamos: a las seis de la mañana en pie. No queríamos que la operación salida de vacaciones nos amargara el fin de semana con retenciones de tráfico. A eso de las 8 y media ya habíamos dejado la autopista y recorriamos las carreteras de la campiña francesa, entre cielos azules y campos verdes; verdaderamente el placer de conducir. 

Pasamos este fin de semana en la región de Champagne, entre Épernay y Reims. Uno de los principales alicientes de la zona es por supuesto la visita a las bodegas de Champagne, que acaban siempre con una degustación. Es un planteamiento muy divertido e interesante. Nuestra primera toma de contacto fue con las bodegas Moët & Chandon, en Épernay. La empresa fue fundada hace 2 siglos y medio (1743) y era el proveedor oficial de la corte francesa en Versalles. A lo largo de la visita te enseñan las cavas y te cuentan el proceso de elaboración del champagne, básicamente dos fermentaciones del vino, una en barrica (como los vinos normales) y una segunda en botella que es la que genera el gas. 

Hicimos una segunda visita a las bodegas Pommery, en Reims. El desarrollo de esta empresa vino de la mano de una mujer, madame Pommery, que heredó el negocio de su marido y llevó la producción desde las 30 mil botellas iniciales a los dos millones. Esta señora fue la que realmente popularizó el champagne por todo el mundo, y de hecho las galerías de las cavas tienen nombres de ciudades de todo el mundo (las nombraban a medida que iban abriendo esos mercados). Esta bodega tiene el aliciente adicional de que acumula un monton de obras de arte contemporáneo: instalaciones, esculturas, proyecciones en vídeo... Muy moderno. La combinación nos encantó, por supuesto. 

Aún hicimos una tercera visita, a la Villa Demoiselle, también en Reims, y sede del champagne del mismo nombre. En este caso no se trata de bodegas sino de una mansión Art-Decó que nos encantó. En la última foto se puede ver el hall de entrada, con una chimenea-espejo, y esas puertas y techos que son una maravilla. Tanto el diseño de los espacios como el mobiliario nos dejaron embobados. No los compraríamos todo. 

Durante el finde hemos comprado también un montón de champagne.. que si Rosé, que si mini-botellitas, que si este con caja especial, que si esta edición Pop porque nos gusta el envase... Vamos, que nos hemos dejado una pasta. Este verano nos pasamos del vino tinto a los champagnes variados.

Este fin de semana nos recordó aquel otro, de hace unos años, en la Rioja, la Ruta del Vino. Nos encantan estas combinaciones de paisaje, patrimonio cultural (del que ya hablaré) y degustaciones de vino. Son realmente un planazo super recomendable. Habrá que hacer más.